Sentir temor o dudar al pensar en consultar por primera vez, o en retomar un proceso terapéutico luego de mucho tiempo, cambiar de tipo de tratamiento o de profesional, es algo muy común. Aquí desarrollo brevemente algunos aspectos a evaluar antes de tomar una decisión al respecto.
El primer paso consiste en que la persona reconozca que no puede afrontar sola una determinada situación y que precisa ayuda profesional. Puede tratarse de angustia, bloqueo, estancamiento, exceso de sufrimiento, insatisfacción generalizada, por nombrar sólo algunos ejemplos. Es de mejor pronóstico que el consultante llegue a la primera entrevista luego de autoformularse una pregunta que lo convoque, no porque alguien “lo manda a terapia” o solamente porque le sugieren empezar.
“Vivir es construir recuerdos futuros” (Ernesto Sábato). 17 July th, 2013
Lo más relevante a la hora de iniciar un proceso terapéutico no es el modelo de terapia elegido. Más allá de las distintas escuelas y sus técnicas, lo que suele ayudar al paciente que consulta es que este logre cambios positivos que impliquen hacer algo diferente a lo que viene haciendo frente a las dificultades. Esto depende, en gran medida, de ciertos ingredientes como la empatía del profesional y, sobre todo, de la relación terapéutica establecida, es decir, del vínculo que se instala en el proceso terapéutico. Dicho vínculo no debe pensarse en los mismos términos que la amistad o cualquier otro tipo de relación interpersonal que el consultante pueda tener, dado que cuenta con determinadas características intrínsecas como la asimetría y el encuadre terapéutico externo (lugar, duración y frecuencia de las sesiones, honorarios) e interno (actitud terapéutica, abordaje).
Cómo se estructura la entrevista inicial y qué sucede en ella pueden variar de un terapeuta a otro, dependiendo parcialmente de su experiencia, entrenamiento, orientación terapéutica, especialización, estilo, impronta y otras variables (el motivo de consulta, quién derivó al paciente, cuál es el momento particular por el que está transitando el consultante, el objetivo específico del tratamiento, etc.). Además de escucharse el motivo de consulta manifiesto, es la oportunidad para que consultante y profesional se conozcan y puedan evaluar y decidir si es posible dar comienzo al tratamiento y a la relación terapéutica. El terapeuta utiliza la consulta inicial para tratar de esclarecer y comprender los problemas que presenta el paciente de la manera más completa posible, considerar sus probables orígenes en el contexto del pasado, presente y futuro, y elaborar un plan de tratamiento que, sostenido principalmente en su propia experiencia clínica y en la evidencia basada en la investigación, los aborde de la manera más eficaz.
Las razones pueden ser numerosas: inquietudes sobre el rendimiento académico o el trabajo, experimentar síntomas somáticos sin causa fisiológica detectable, problemas vinculares, duelos, dificultades en relación con el dinero, abuso de sustancias, problemas existenciales como sentimiento de soledad, falta de sentido o ausencia de propósito en la vida, presencia de ataques de pánico, episodios depresivos, síntomas psicóticos como alucinaciones y delirios, ideación o comportamiento suicida y/u homicida, etc..
“In the end, we only regret the chances we didn´t take” (Lewis Carroll). 17 July th, 2013
Los objetivos dependen de la singularidad de cada consultante. Por caso, puede pensarse al dolor que conllevan muchos de estos ejemplos como un dato de la vida, algo con lo que tarde o temprano todos lidiamos. El sufrimiento, en cambio, es la elaboración mental del dolor que vivenciamos, la interpretación que realizamos de dicho dolor. Una psicoterapia puede ayudar a quien consulta a aprender a relacionarse con el dolor de una manera diferente, y así reducir su padecimiento.
Hablar de lo que nos sucede es una alternativa viable de efecto reparador. Dar lugar a la palabra es habilitar la (auto)comprensión, el asumir responsabilidad, la incorporación de herramientas eficaces para lograr respuestas novedosamente diferentes ante la adversidad. Como dijo un gran sabio: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Podemos hablar.