Breve análisis del film de Stuart Blumberg (2012)
“Unidos nos mantenemos de pie, divididos nos caemos” es una de las repetidas expresiones que resumen, a guisa de eslogan, la idea conceptual del grupo de apoyo terapéutico al que concurren Adam, Neil, Mike y Dede, aunados en una suerte de entramado cuyos puntos principales son la adicción al sexo y la vulnerabilidad emocional.
Adam (Mark Ruffalo) lleva ya 5 años de sobriedad. En una de las escenas confiesa: “solía sentir que moriría si no tenía sexo”. Más allá de ciertas actividades organizadas e indicadas por el espacio terapéutico (rezar, por ejemplo), es fiel a ciertos rituales diarios, como disponer simétricamente su celular y su billetera en la mesa de su hogar. Preventivamente, evita sitios donde haya aparatos con pantallas (tv, laptop, etc.) que puedan conducirlo a una recaída.
Foto de M. Ruffalo interpretando a Adam. 17 July th, 2013
Neil (Josh Gad) es patrocinado (apadrinado) por Adam y se presenta en el grupo de recuperación como “sexy – adicto al sexo”. Ingresa al programa a través de una orden judicial, a raíz de un episodio froteurista en el subte. Lucha a su vez contra un desorden de alimentación que incluye atracones, en ocasiones como una conducta ligada a la ansiedad y a la frustración que siente al no poder cumplir con las consignas grupales. Su trabajo como médico tambalea ante sus recurrentes chistes sexuales, mientras que las mentiras acerca de sus supuestos logros en el proceso de recuperación sólo postergan la detención de este círculo de excesos. Desbordado pero consciente del peligro que esto conlleva, está aterrado. ?
Mike Burns (Tim Robbins) es patrocinador de Adam. Además de su adicción al sexo es alcohólico, aunque distingue claramente una adicción de la otra. “Esta enfermedad es un reto enorme”, dice en un momento en relación al sexo. Lleva 15 años sin beber alcohol y considera que fue algo fácil de lograr, a diferencia de lo complicado que es sostenerse en el programa de adicción al sexo. “Este programa es para gente que lo quiera, no para gente que lo necesite”, dice.
Phoebe (Gwyneth Paltrow) es osada, directa, frontal; conoce a Adam en un evento y comienza una relación sentimental con él. Habiendo superado el cáncer, su obsesión por el cuidado físico la lleva a una especie de alienación que incluye escasez alimenticia y entrenamientos diarios al límite de la exageración. Reclama a Adam el hecho de no ser frontal, a lo que este responde: “El cáncer despierta compasión…en cambio, con la adicción hay un estigma…la gente juzga”.
Foto de G. Paltrow interpretando a Phoebe 17 July th, 2013
Danny Burns (Patrick Fugit) es hijo de Mike. Adicto a las drogas con antecedentes policiales, ya lleva 8 meses sin consumir. Vuelve a la casa de sus padres luego de cumplir una condena, una ausencia importante a causa de robo de dinero y joyas, entre otras cosas. Su regreso abre una grieta entre sus padres, ya que Mike no le perdona el hecho de no haberse disculpado por los daños cometidos y desconfía de cada acción de su hijo, mientras que su madre Katie (Joely Richardson) es más contemplativa, y disfruta de la reaparición de Danny, luego de extrañarlo mucho. En una charla, Katie intenta contener a Phoebe contándole su experiencia como compañera de un adicto: “la única forma en que puedo hacer esto es manteniendo la concentración en mí. ¿Qué hay de los asuntos propios con los que tengo que lidiar? Después de todo, elegí un adicto. Eso quiere decir algo”.
Dede (Alecia Moore, AKA P!nk) tiene 30 años. No tiene hijos ni pareja. Simultáneamente, está en rehabilitación en un programa de narcóticos anónimos. Se presenta diciendo: “las únicas relaciones que sé tener con los hombres son sexuales... es lo que hago, pero tiene que haber otra forma o voy a suicidarme”. Rápidamente, hace lazo con Neil y nace una amistad, inédita en la vida de ambos. Se contienen mutuamente, con la ceremonia de “quemado” de la colección porno de Neil (“es como despedir a un viejo amigo", dice) como máximo exponente.
La dinámica del dispositivo de tratamiento se compone de:
1) Reuniones periódicas que incluyen nuevas presentaciones, seguimientos y momentos en los que se otorgan fichas para premiar, reconocer y celebrar la sobriedad sexual.
2) Relaciones patrocinador-patrocinado, un estilo de padrinazgo que comprende tareas y rutinas por fuera de la comunidad de recuperación (completar libros de ejercicios, rezar, cambiar hábitos, etc.).
Adhiriendo a las palabras del reconocido psicoanalista argentino Gustavo Chiozza, todo film puede ser interpretado a través de diferentes vías, como ser el tomarlo enteramente como un sueño soñado por el autor o el director, o abordarlo como una historia posible de suceder en la realidad. Si se elige entonces la segunda opción, resulta interesante plantear el origen de la adicción en términos generales para luego articularlo con aspectos singulares, intentando establecer alguna relación con la historia de cada uno de los personajes.
La hipersexualidad es una dependencia poco conocida y no muy visible. Quienes la padecen suelen disimularla u ocultarla. Esto puede verse claramente en Adam, quien por fuera del grupo mantiene oculta su enfermedad por temor a ser rechazado. Lo que ocurre en determinado momento con él es la típica profecía autocumplida, cuando su naciente noviazgo se ve interrumpido luego de que Phoebe se enterara casualmente de su adicción.
En la instrumentación de la dependencia adicta cumple un papel importantísimo la relación del niño con los padres. La normal evolución del niño depende de varios elementos. Uno de ellos es el objeto transicional, es decir, un objeto ofrecido por los padres a modo de sustituto durante sus ausencias, con el que el niño puede vincularse. Parafraseando a Susana Dupetit, ″los sustitutos se dividen en naturales y no naturales, siendo el primer tipo el de ayuda al niño en su desarrollo (le permite crear objetos en una experiencia de omnipotencia), no así el segundo, que detiene su evolución aportando instrumentos externos al servicio del “ya está”″, producto de una falla parental que consolida el aspecto omnipotente de la personalidad (sentimiento de omnipotencia) y alimenta la dependencia adicta, el buscar elementos externos que generen alivio.
La interacción familiar representa la primera experiencia social del individuo, mediante la cual se proponen pautas y modos de conducta, y se establecen los primeros pactos de convivencia a partir de identificaciones con las funciones materno-paternas. Dichos pactos conllevan la edificación de los diferentes roles que el individuo asume y desempeña dentro de la familia. En la interacción familiar del adicto suele observarse rigidez en los roles, y una normativa conformada por valores éticos defendidos verbalmente por los padres pero no practicados, no sostenidos desde la aplicación de pautas de conducta coherentes. Ahora bien, cuando los hijos actúan de la misma forma, sufren el rechazo y el enjuiciamiento de aquellos. No existe, a nivel intrafamiliar, libertad para variar ni ensayar roles, característica que dificulta el acceso del hijo a otros grupos por fuera de la familia, cercena su capacidad de adaptación y su creatividad de interacción, acota sus posibilidades a la hora de resolver conflictos.
El film permite vislumbrar dos tipos de relación padres-niño: la de la familia Burns (Mike/Katie-Danny), y la de Neil y su madre. El primer caso nos presenta a Danny, adicto a las drogas, a las que otorga el poder ilusorio de aliviar su tensión psíquica derivada de la imposibilidad de controlar a sus padres. La historia familiar pareciera girar en torno a un padre parcialmente ausente a causa del alcoholismo, y a una madre ambivalente respecto de su marido, con instancias de clara diferenciación seguidas de influenciabilidad y mimetismo. Dentro de esta dinámica familiar se establecen roles disfuncionales, como por ejemplo el rol del “rebelde” en Danny, la "oveja negra" que desenfoca a la familia atrayendo la atención sobre sí mismo, recibiendo la ira y la frustración de sus padres. La ausencia paterna ha sellado a fuego en él la falta de contención afectiva y de acompañamiento en el aprendizaje, determinando así la incapacidad para tolerar frustraciones y la formación de las características del “ya está”. Otro ejemplo es el rol del “recriminador”, que pareciera recaer en Mike, culpando a su hijo de los problemas familiares y de esta manera a la vez reforzándole la conducta consumista. Si bien Mike lleva una década y media alejado del alcohol, ha sustituido una adicción por otra, como una forma de desplazamiento del síntoma. Danny enfrenta a su padre cada vez que se ve cuestionado o provocado por él. En un diálogo entre ambos, le dice: “algunos no necesitan un grupo en quién apoyarse…algunos pueden hacerlo solos”. Comienza a acercarse a su padre a partir de verlo ayudar, contener a uno de sus apadrinados. Logra pedirle perdón y se abre a compartir momentos y actividades con él. Pero Mike está aún algo reacio. Aún no ha asumido su responsabilidad por el deterioro del vínculo a causa de su acoholismo. La escena en la que ambos cavan en el jardín y reeditan las luchas que solían tener otrora, alumbra los diferentes estadíos en los que se encuentran. Danny ya no tiene máscaras. Asume sus errores y expresa sus sentimientos libremente. Hasta llega a celar a su padre delante de Adam. Mike, por su parte, intenta tramitar el paso del tiempo a través de este momento lúdico, recordando la asimetría que el lugar de poder respecto de su hijo le confería. Su orgullo y su incapacidad para asumir errores del pasado postergan el incipiente acercamiento entre ambos, que llega recién finalizando el film, luego del accidente automovilístico de Danny.
El segundo caso nos presenta a un adicto que arrastra desde chico además un problema en relación a la comida. Dicho problema, como suele ocurrir, deriva de un vínculo bastante particular con la madre en el que los límites de todo tipo (temporales, espaciales, corporales, de rol, etc.) son burlados permanentemente. Su madre lo trata como un niño al que puede besar y tocar indiscriminadamente, y lo manipula con reproches y pedidos en una clara posición narcisista. Es decir, se trata de un vínculo deficiente en el que el alimento tapona, sustituye externamente la imposibilidad de la madre al no haber podido tolerar las demandas de su hijo. La fantasía de Neil al ingerir alimentos es inanimar a su madre, ponerle un límite, llenar un vacío simbólico, controlar la distancia respecto de ella y de otras personas a través del tejido adiposo. Al comienzo del film, Neil pareciera ser uno de los personajes más débiles. El film muestra claramente cómo éste incrementa su conducta compulsiva en relación a la comida ante la situación traumática que representa la pérdida de su empleo, hecho que lo conduce prontamente al inicio de un doloroso duelo en relación a una serie de cuestiones, simbolizado a través de la mencionada ceremonia de incendio en compañía de su nueva amiga Dede. A medida que van sucediéndose las escenas, comienza a dar rastros de un gradual fortalecimiento yoico, sostenido en ciertos aspectos volitivos que van mejorando, en su vocación de servicio como médico y en una doble identificación con algunas personas respecto de la necesidad de ayudar y de ser asistido, acompañado y contenido. De esta forma, logra socorrer exitosamente a su padrino Adam en una recaída y aportar claridad a su amiga en un pico de ansiedad que la colocaba casi a punto de reincidir en una dinámica de pareja que solía incluir seducción, sexo, maltrato, consumo de sustancias, angustia y decaimiento anímico. Por último, hacia el final del film, Neil logra hablar con su madre y ponerle un límite, reconfigurando la relación.
Hablar de lo que nos sucede es una alternativa viable de efecto reparador. Dar lugar a la palabra es habilitar la (auto)comprensión, el asumir responsabilidad, la incorporación de herramientas eficaces para lograr respuestas novedosamente diferentes ante la adversidad. Como dijo un gran sabio: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Podemos hablar.